miércoles, 18 de noviembre de 2009

El y Ella (2003)


Ella regla tres simple, El tres compuesto.
Ella una morena con la piel de chocolate, El un negro murguero.
Ella vivía con lo del medio, El en los extremos.
Ella sangraba en los dedos, El en el cuerpo.
Ella cargaba con una mochila, El con un baúl de recuerdos.
Ella espiaba su futuro, El imitaba su pasado.
Ella tenia un piano, El una guitarra anexada al cuerpo.
Ella tenia un Universo, El Un Muñeco Incorrecto.
Ella lloraba a gritos, El hacia adentro.
Ella soñaba con la vida, El vivía de los sueños.
Ella giraba sobre su mundo, El sobre sí mismo.
Ella pinchó con un alfiler su globo, El con un clavo su mundo.
Ella escribía, El describía.
Ella jugaba, El la miraba.
Ella se divertía, El la filmaba.
Ella lo seguía, El no avanzaba.
Ella lo esperaba, El retrocedía.

(pero un día)

El cerró sus ojos, Ella lo imitó.
El los abrió, Ella no despertó.
El volvió, Ella se quedó.
El se levantó, Ella cayó.
El estaba más liviano, Ella más pesada.
El ya no era él, Ella seguia siendo ella.
El era dos, Ella solo una.
El volvió con un sueño, Ella se quedó en el intento.

Dedicada a El y Ella, dos personajes reales que vivieron una ficción de (im)posibilidades improvisadas. Hoy ella está en un lugar donde hay que creer para ver, yo de vez en cuando la voy a visitar y me siento a su lado tan solo para contemplarla. El, dicen, se fue no lejos a intentar su intento, a materializar su sueño. Nadie corrobora los hechos, dicen que no se los volvió a ver, pero los "Guardianes Incondicionales de la Soledad" aseguran que cuando el mundo se detiene en una orquesta de violas y violines ellos vuelven a entrelazarse a través de los recuerdos y ríen a carcajadas murmurándole al viento.
Tan solo, dicen.

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