viernes, 11 de diciembre de 2009

hay textos que nunca perecen (2005-2009)

He llegado a comprender después de mucho no entender que a las personas en algún momento es necesario soltarlas, dejarlas, empujarlas, despedirlas.
Llega un punto en el cual deben experimentar por sí solas, Y quieren hacerlo, Es mentira el desconsuelo, sólo quieren verificar quién está y quién no, Pero se consuelan autónomamente (con lo que decidan creer), Y duele darse cuenta de que ya no te necesitan, Que si están así es porque así lo quisieron.
Siempre estuve a la expectativa de muchos, Hasta me llegaron a doler muchas personas, Quería estar con todos y a la vez deseaba que me dejaran sola, Pero moría si no los tenía, Ellos me alimentaban y a la vez me consumían despiadadamente. Y yo lo permitía.
Hasta que una mañana me desperté (sola como siempre, eso nunca iba a cambiar) ya sin esos Muñecos Incorrectos, Una mañana me arrebataron un pedazo de mi vida y ni siquiera me dejaron la opción de morirme.
Hoy no me defino, No estoy, Siento que me punzan, Que me aprietan y me liberan simultáneamente, Siento que me duelen más que nunca,
Y como me dijo ella tal vez sea el comienzo del fin.
Siento que no los siento, que se marcharon, que me abandonaron, Se despidieron?
No lo sé si estaba durmiendo.
Y yo acá, siento, me, sola, no sé, qué?, sí,
no!
Uf que alivio...

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