viernes, 11 de diciembre de 2009

carta nunca enviada (2005)

Dieciseis.

Qué costumbre del querer, qué angustia ya no poder, y qué otra salida más que emerger.

La tristeza me está lamiendo el cuerpo, pero no hay lágrimas.
Desagotada.
Qué vacío.
Nada en todo, en todo de lo que no queda.
Hay un grito en mute.

Si tuviera la certeza de que algo valió la pena, al menos justificaría mi tristeza que haría su papel y luego se marcharía sin penas, Creo. Pero siempre existe la posibilidad del error.
Alrededor nadie se da cuenta y yo me estoy pudriendo entre mis muñecos que no me hablan, nunca lo hicieron.
Tengo un corazón sin pilas, hoy se le terminaron. Hasta acá llegué. Era hora.
El comienzo del fin empieza a concretarse y a la vez eso me da alivio, agua, aire, esperanzas, tal vez no todo esté perdido, siempre y cuando dependa a qué llamo todo.
Empecé y terminé sola, una metáfora que me la regalaron escrita y yo creí que la iba inventado cada día, Mentira.
Ayer finalicé mi papel, lo vi en la previa y le entregué el obsequio con las últimas fuerzas escondidas que guardaba. Estaba esperando éste día, su llegada y mi partida en los hechos porque en la teoría de su parodia no tiene que notarse.
No hay adiós, ni hasta siempre, hay un tácito: - buena suerte y hasta luego como dice Andrés.
No quiero palabras de consuelos, ni fotografías que mientan, no quiero un beso perecedero, ni un abrazo que extrañe, necesito irme para que no me vea los ojos, hoy no quiero. Me delataría.

Si hago un resumen esto no tiene forma, qué desastre. Siempre esperando creyendo que algún día iba a ser alguien que cambiara su mundo así como él modificó el mío. Qué fracaso. Seco.
Cuántas humillaciones a mi corazón cuánta falta de respeto cuánta tolerancia absurda por no querer sufrir tanto, cuánta parodia del artista. Qué actuación. Hasta perderme y no poder reencontrarme hoy que tanto lo necesito. Hago una apelación al cielo para tener voluntad de no sentir odio contra quiénes no debo porque nada hicieron, esto me lo hice yo sola, encima sin ayuda y con toda la facilidad de mi hipocresía. Tengo lo que me merezco, Vacío de sentidos y ojalá también lo tuviera de recuerdos. Quisiera una pérdida de memoria.

Me asfixia el cuerpo me cuesta respirar y no siento ni siquiera palpitar a mi corazón: tendré corazón? porque hay veces que actúo como si no. Me quiero ir. Dejame hacerlo. Soltame. Quedate en tu territorio que tiene sueños nuevos y reales, yo solo tengo fantasías, utopías por miedo a soñar y fracasar al despertar. Qué desastre. Apartate, alejate, huí de mí porque hoy lastimo a cualquiera sin discriminaciones, ya no hay por qué hacer excepciones.

Soy un desbaratamiento de realidades, necesito que todos se vayan aunque no entiendan, total ya no importa lo que piensen. Era hora.
Formar parte de la esquizofrenia de una persona es lo mismo que no existir.
Y qué dolor cuando esa persona es tu única opción visible, tus mañanas, tus sueños, tus olores, tus deseos, tu esperanza, tus sensaciones, tus sentidos, tu voluntad, tu entero.
Cuado es esa locura necesaria para huir de tanta porquería real, cuando es la sonrisa, la salida que se va transformando en necesidad, en adicción, enfermedad.

Qué pena haber guiado al destino para que terminara decidiendo por los que no podían ni querían hacerlo, parece que alguien repartió papeles guionados y para variar yo siempre desconforme y bueno así estoy: me quedé afuera.
Al menos soy consiente de que todo lo hice porque debía, porque sinceramente nada de todo esto fue sentimiento, fue interpretación para no sufrir tanto, así me sentía mejor yo y casualidad que a la vez algo bien he hecho porque hoy nadie reclama. Bueno yo me reclamo.

Maldita sensación de estar despierta envuelta entre sábanas de amor frío. Qué nada. Qué falta de contraprestación, qué desequilibrio de prestaciones, qué patrimonio de trapos sucios, tanta lógica de locos para un loquero de cuerdos, cuántas letras muertas cómo números infinitos, que armas inidóneas e impropias, simuladas, de juguetes, como si fuera un chico que no comprende la significación de los hechos porque no es capaz, no madura, no crece. No quiere. No quise. No quiero, no puedo. Debo.

Quiero cerrar los ojos y no despertarme más acá, quisiera una noche fría de esas que dan ganas de prenderte un pucho porque te da sensación de acogimiento…
Y sin embargo quisiera por una vez mas ser aquella mujer que no necesitaba desear tocar el cielo con las manos, porque simplemente ya lo tenía con ella.

Dieciséis de un mundo que sigue girando( pero) conmigo ahora desde abajo.






4 comentarios:

  1. Muy trágicos, pero por suerte tenemos al tiempo, que con su inescrupulable paso se encarga de demostrarnos que todo pasa, incluso nosotros.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Me fascina la frescura de tu letras.

    ResponderEliminar
  3. los años impares no van conmigo, era eso nomás.

    ResponderEliminar